El profesor de la Universidad de Salamanca, Agustín Huete, presentó el estudio “Demografía de la población con síndrome de Down” en el marco del Encuentro de Familias de Down Galicia. Entre otras conclusiones, destacó que las personas con síndrome de Down son invisibles para las encuestas y afirmó que existe una profunda carencia de datos en lo relativo a esta discapacidad intelectual.
Los datos relevantes que se manejan sobre la población con síndrome de Down en el Estado español y las fuentes de las que provienen son las encuestas del INE, la última data del ano 2008, la información de las bases de datos de la Administración que se generan tras la petición de las solicitudes de valoración de la dependencia, y el Estudio Colaborativo de Malformaciones Congénitas, con datos que se toman en el momento del nacimiento en algunos hospitales del Estado. Con los datos extraídos de estas fuentes tan sólo habría 16.500 personas con síndrome de Down en España, cuando se puede afirmar que hoy en día las encuestas muestran que hay en torno a 34.000 personas. Este desfase pone de manifiesto, según el profesor de la Universidad de Salamanca, la profunda carencia de datos aludida y solicitó un esfuerzo colectivo para solucionar este problema.
Agustín Huete también se refirió a las cifras de inclusión social, entendiendo que” una persona está incluida cuando trabaja, tiene una participación comunitaria, y tiene ausencia de aislamiento, entre otros factores”. En este punto, señaló que la población con síndrome de Down con estudios se sitúa en el 44%, la tasa de empleados está en el 8%, el 24% reconoce que no tiene amigos, el 90% no realizó actividades de ocio o culturales en los últimos tres meses, y sólo el 27% pertenece a una organización no lucrativa por causa de discapacidad.
Huete resaltó la importancia de la familia como núcleo de apoyos a las personas con síndrome de Down pero llamó la atención sobre el hecho de que en la mayoría de los casos estos apoyos son siempre femeninos, madres, hermanas y abuelas. También señaló que en el conjunto de las personas con discapacidad, hay grupos más proclives a sufrir más exclusión y puso como ejemplo que las mujeres son menos incluidas que los varones, o que las personas con discapacidad intelectual sufren mayor exclusión laboral que las personas con discapacidad auditiva.