Representantes de la Federación Down Galicia y de la Consellería de Educación presentaron esta mañana en la Cidade da Cultura el Protocolo para a atención educativa do alumnado coa síndrome de Down e/ou discapacidade intelectual, que tiene como eje central el derecho de todo el alumnado a una educación inclusiva, equitativa y de calidad, que promueva sus oportunidades de desarrollo personal, social y laboral a lo largo de su vida.
Este documento, que tardó en elaborarse casi un año y medio, fue creado a petición de la Federación Down Galicia por un grupo interdisciplinario constituido por asesores técnicos docentes de la Consellería de Educación, Cultura e Ordenación Universitaria, un miembro de los Equipos de Orientación Específicos (EOE), un profesor de un centro de Educación Secundaria y miembros de la Comisión de Educación de Down Galicia. Desde la Federación queremos darle las gracias a todos y todas ellas por su trabajo e implicación.
Durante la presentación, el presidente de Down Galicia puso de manifiesto la necesidad de continuar avanzando en el campo de la inclusión educativa del colectivo y quiso agradecer la disposición de la Xunta de Galicia para elaborar un documento tan necesario como este protocolo. Delmiro Prieto destacó que “es un punto de partida importante, que hay que poner en práctica para seguir avanzando, porque a pesar del título del protocolo, es de aplicación universal, ya que la escuela inclusiva es para todo el mundo”.
Pola su parte, Román Rodríguez, Conselleiro de Educación, destacó que uno de los pilares básicos de un sistema educativo ejemplar es atender a todas las especificidades del alumnado y que “cada niño disponga de las oportunidades y de las condiciones necesarias para el aprendizaje”. Es decir, “convertir la diversidad en una oportunidad”.
La inclusión como principio
Es en una escuela abierta, flexible y sin perjuicios donde todos los niños, niñas, chicos y chicas de una determinada comunidad pueden y deben estar, participar, aprender y progresar. Cuando nos referimos al alumnado con discapacidad intelectual o síndrome de Down, la consideración debe ser la misma. Necesitamos continuar avanzando hacia una escuela inclusiva, que se apoye en la convicción de que todos los alumnos y alumnas pueden aprender cuándo se les otorgan las oportunidades y condiciones de aprendizaje idóneas, educando en valores que únicamente se aprenden en contextos de diversidad, como la igualdad, solidaridad, empatía, ayuda mutua, respeto, tolerancia, compromiso con los demás,…
En este contexto, los pilares fundamentales en los que se asienta el protocolo son:
- Todo el alumnado tiene el mismo derecho a una educación inclusiva y de calidad como pilar de equidad y justicia social.
- Consideración del enfoque ecológico: la discapacidad de una persona resulta de la interacción entre la persona y el ambiente en el que se desarrolla. En un ambiente libre de barreras y con los apoyos que necesita, sus capacidades serán cada vez mejores, y muchas de sus limitaciones pueden, incluso, desaparecer.
- Es responsabilidad de todas las personas que forman parte de una comunidad educativa, tratar de informar, reducir y/o eliminar las posibles barreras y prestar los apoyos necesarios en la búsqueda de un entorno educativo más inclusivo y facilitador.
- Es preciso crear contextos de aprendizaje universal, que faciliten el acceso y la participación, libre de esas barreras físicas, sensoriales, estructurales, cognitivas, comunicativas, curriculares o cualquier otra, y que tengan especial sensibilidad hacia el alumnado más vulnerable o susceptible de sufrir situaciones de exclusión y/o fracaso escolar.
- Los contextos educativos deberán ser suficientemente flexibles, y comprensivos, de manera que entiendan la diversidad como principio, como señal de identidad que forma parte de la esencia de las personas, una oportunidad de aprendizaje para todos los miembros de una comunidad educativa, y un elemento que enriquece el desarrollo personal y social, y contribuye a mejorar la convivencia y construir una sociedad más justa y tolerante.
- La personalización del proceso de enseñanza-aprendizaje, que debe adaptarse a las distintas realidades de las alumnas y de los alumnos del sistema educativo: a sus potencialidades, a su desarrollo, a sus ritmos, a sus estilos y a sus particulares formas de ser y de aprender.