Un total de 171 personas participantes en el programa de Empleo con Apoyo de la Federación Down Galicia estuvieron contratadas en empresas ordinarias de su entorno durante el año 2020. Este dato es ligeramente inferior al obtenido en el mismo período del año anterior, evidenciando de esta forma los efectos negativos de la COVID-19 en el proceso de inserción laboral de las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales.
Por este motivo, el porcentaje de personas usuarias de la bolsa de empleo de Down Galicia que tuvieron acceso a un puesto de trabajo en este período también descendió hasta quedar en el 69,2%. Este bajo porcentaje también tiene su origen en el elevado número de participantes en el programa, que en esta ocasión ascendió hasta las 247 personas usuarias, dejando constancia de la importancia que las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales le otorgan a tener un empleo. Y es que la inclusión laboral contribuye de manera eficaz a eliminar los tópicos que tradicionalmente se le atribuyen a este colectivo, siendo además una muy buena manera de que las personas con discapacidad tengan una imagen más positiva y útil de sí mismas.
En cuanto a la distribución por localidades, se observa que fueron 64 personas las que trabajaron en este 2020 en la zona de Vigo, 24 en Ourense, 20 en A Coruña, 18 en Lugo, 17 en Pontevedra, 15 en el área de Compostela y 13 en la zona de Ferrolterra.
A través de estas 199 contrataciones, los trabajadores y trabajadoras pudieron adquirir experiencia en puestos tan variados como masajista, dependiente, auxiliar de biblioteca, especialista en una fábrica, atención al cliente, jardinero, dependiente, celador, auxiliar de repostería o mantenimiento de instalaciones deportivas, entre muchos otros.
Destacan en este período el número de prórrogas de los contratos y las transformaciones de los mismos en indefinidos, que, pese a tratarse del momento más complicado de la pandemia, llegan a 14 y la 12 respectivamente. Estos datos ponen claramente de manifiesto la eficacia de las personas con discapacidad intelectual en sus puestos de trabajo, demostrando que tienen capacidades más que suficientes para superar el reto que les propone la sociedad en cuanto al trabajo inclusivo.
No obstante, los principales escollos para el colectivo de personas con discapacidad intelectual siguen siendo la inestabilidad, la temporalidad en las contrataciones y la corta duración de sus jornadas de trabajo, aunque en los últimos años se está constatando la apuesta de las empresas por los contratos indefinidos, que ya suponen casi el 50% del total.
Además, debido a la situación de crisis sanitaria que estamos viviendo desde marzo de 2020, 75 personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales usuarias de las entidades Down de Galicia estuvieron durante algún tiempo del año en situación de ERTE, quedando todavía algunas de ellas sin reincorporarse a sus puestos de trabajo.
Acceso al Empleo Público
Es importante destacar que el acceso de las personas con discapacidad intelectual al empleo ordinario no es únicamente una cuestión relacionada con la empresa privada. De hecho, uno de los principales retos a los que se enfrentan hoy en día está relacionado con el acceso al empleo público, donde, a pesar del aumento en el número de convocatorias específicas para el colectivo, estas continúan siendo aún insuficientes.
Por otra parte, debemos ser conscientes de que el abanico de personas con discapacidad intelectual es muy amplio. Por tanto, esta realidad debe ser tenida en cuenta a la hora de realizar estas convocatorias, que deberían introducir medidas de discriminación positivas en los requisitos de las mismas. De este modo, se garantizaría la igualdad de oportunidades de todas las personas con discapacidad intelectual en el acceso a las plazas reservadas.
Asimismo, también es necesaria una flexibilización en el resto de criterios de acceso a estas plazas, pues, a pesar de que las personas con síndrome de Down son perfectamente capaces de realizar las tareas encomendadas en el puesto de trabajo y de superar los procesos selectivos, no pueden acceder a los mismos porque priman más los requisitos mínimos, como puede ser una titulación en Educación Secundaria Obligatoria, que la trayectoria educativa de la persona.
Otros retos pendientes
Tras varios años con números muy positivos en lo relativo a contrataciones y mejoras laborales, 2020 y la crisis sanitaria derivada de la pandemia de la COVID-19 supuso un estancamiento en la situación del colectivo. Y es que más allá de los datos expuestos anteriormente, nos encontramos con un grupo de personas usuarias de edad más avanzada que contaban con un empleo indefinido estable y que ahora, teniendo en cuenta el envejecimiento prematuro de las personas con síndrome de Down, será complicado que puedan volver a incorporarse al mercado de trabajo.
Por otro lado, este envejecimiento prematuro, evidenciado ya en distintos estudios, nos trae consigo una nueva realidad: la necesidad de anticipar la edad de jubilación de las personas con síndrome de Down. Al igual que en cuestiones de salud, las personas mayores de 40 años pertenecientes al colectivo deberían ser consideradas de forma similar al grupo de población general de más de 60 años de edad y, por tanto, se debe dar respuesta a las necesidades relativas a esta etapa post-laboral.
La metodología Empleo con Apoyo
Desde hace casi 20 años, las entidades Down en Galicia desarrollan el programa Empleo con Apoyo, diseñado para atender específicamente las necesidades y barreras que las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales encuentran a la hora de intentar acceder al mercado laboral ordinario.
Este modelo se basa en un sistema estructurado de apoyos y acompañamientos para guiar a las personas demandantes de empleo a través de todo el proceso de inserción socio-laboral y asegurar su correcta incorporación al puesto de trabajo. De este modo, las personas que se incorporan a un nuevo empleo cuentan con el apoyo de un preparador o preparadora laboral que se encarga de llevar a cabo una formación específica en el propio puesto de trabajo, para que la persona empleada pueda ir adquiriendo progresivamente una adecuada ejecución de las tareas. El apoyo también se centra en la potenciación de la interacción social con los compañeros y compañeras de trabajo y en la mediación en la relación con ellos para que se desarrolle de manera positiva y natural.
Se trata, en definitiva, de prestar a las personas con discapacidad intelectual los medios, los recursos y los apoyos necesarios que faciliten su participación en el mercado laboral de su comunidad de la misma manera que el resto de ciudadanos y ciudadanas, favoreciendo, de este modo, su incorporación o su estabilidad laboral y, de forma más extensa, su inclusión social.
Avalada por sus buenos resultados, esta metodología se está consolidando como una estupenda fórmula de inserción laboral para aquellos colectivos con más dificultades a la hora de encontrar un trabajo y supone una alternativa idónea a las fórmulas de empleo protegido, basadas en una filosofía claramente asistencial y concebidas con un carácter instrumental y no como perpetradora del cambio ni como solución final al problema.